Por primera vez, pude ver el mar, sol, la lluvia, el aire... ahhhh! por un par de ventanas radiantes, decorada con unas persianas esplendidas.El clima cálido se percibía a distancia, con un muy singular olor; lo que mis ojos sensibilizados enseguida fijaron la vista hacia el bálsamo tactado.
Una silueta emanaba de la oscuridad. Un momento muy especial, y un rico aire recorrió mi cuerpo, en unos borceguíes que mudaban de lado a lado, emprendieron el camino hacia lo desconocido, un rico y sabrosos baile, callado por el asombro de mi mismo aliento.
La conmoción se delató en ese mismo instante, y grabado se quedó en los pergaminos del interior.
Solo el sol puede ver lo que le puedo decir; solo la luna escucha lo que mi imaginación proyecta y solo el corazón puede ver por la ventana de esos ojos que un día, Dios me presto.
Lo inimaginable e inexplicable rodea ahora mi ambiente sutil, en donde solo existía lo contrario a su presencia.
Los ecos de las voces, las dejo que hablen y a veces escucho cosas bonitas que se acomodan como un rompecabezas y forman frases que me hablan de ti.
Y esto que hago es por un motor que existe dentro de mi, que despierta la intuición de poderte tener cerca de mi, por que mi piel me lo exige, el corazón lo siente y mi alma la requiere.
Y de la vista nació el amor, del sentimiento creció esta flor y de ese jardín se desarrollo esta inspiración.
